martes, 14 de julio de 2015

Estados unidos: Las cifras del terror


Ahí donde está tu corazón, esta también tu riqueza.

Nuestros ojos dan vueltas y vueltas sobre la enorme cantidad de presupuesto de Estados unidos, dedicadas a la guerra para amedrentar el mundo. Estas vueltas no encuentran explicación, por lo tanto continúan sin encontrar una mínima explicación a tanto despilfarro.


Son tan grandes que escapan a las capacidades  mentales: un gasto para la guerra superior a 500.000 millones de dólares, se nos escapa a nuestra capacidad mental, a esto  se agrega otro despropósito cuando se conoce que es para sostener “una guerra preventiva”.

Pero bajo estos números subyace el tipo de sociedad a que nos referimos, qué es lo que allí se valora, cuáles son sus prioridades. Y en este sentido, el presupuesto que el presidente ha presentado ante el congreso, es tan vergonzoso en sus propósitos como desvergonzado en su falta de honestidad y de moral. Es la antítesis de todo lo que han simbolizado los mejores hijos de esta gran nación: Abraham Lincoln, George Washington, John Kennedy, Martin Luther King.

Durante los últimos 4 años, en Estados Unidos la pobreza aumentó en un 14%, uno de cada 8 Estadounidenses viven en la pobreza y uno de cada 5  niños sufre igual situación; el número de personas sin seguro de enfermedad – más de 45 millones y en alza -, ha batido el récord. Cada día son más los que pasan hambre. La vivienda a un precio inasequible para la mayoría de los estadounidenses. Los más pobres están cayendo por debajo del umbral de la pobreza. En cambio, en el otro extremo, los más ricos, obtienen cantidades de ganancia mayor que la renta y la riqueza nacional.

La reducción de la presión fiscal sobre los ricos, ha ocasionado aproximadamente la mitad del déficit. El aumento en guerra y la seguridad nacional ha creado más de una tercera parte del desbalance fiscal. El  gasto para ayudas sociales a nivel nacional apenas abarca un 15%.

Los pobres y débiles están pagando las reducciones tributarias a los más acaudalados, los cuales a su vez demandaran la ampliación de sus reducciones durante el actual mandato. La guerra tendrá tanta prioridad como la suma dedicada por todos los países del mundo. El presupuesto para el pentágono es superior a toda la economía Rusa.

Se reducirá la ayuda a los programas de vivienda. Star, el programa de alfabetización para los niños necesitados, será eliminado, lo mismo las ayudas para calefacción doméstica de los ancianos  vulnerables; los veteranos tendrán que pagar “una cuota de usuario” de 250 dólares si desean utilizar la asistencia sanitaria. Los vales para alimentos se reducirán en más de 1.000 millones de dólares de aquí en adelante. La atención medica para pobres, discapacitados, ancianos – Medicaid- sufrirá un récord de reducción en 44.000 millones de dólares en los próximos 10 años.

“A los pobres no se les está dando la espalda”, dijo un alto funcionario del gobierno. No. Les están pasando un tractomula por el cuello.

Las inmorales prioridades de este presupuesto se reflejan en la insensible deshonestidad que lo envuelve. Los presidentes insisten que los sacrificios son para reducir el déficit de la administración, o para la seguridad nacional. ¡! ¡Mentira! Todo esto va para sus guerras intervencionistas en el exterior, como son los casos de Afganistán, Irak, Pakistán; o desestabilizar gobiernos que gozan de gran aprecio en la población, pero que no son de su agrado. El caso más patético es el de Libia, donde un gobierno que gozaba de gran popularidad entre la población fue derrocado, utilizando el método del golpe suave o guerra de baja intensidad. (Unos mil millones de dólares cada año). Por otro lado la privatización de la seguridad social, equivalente a 4.5 billones de dólares en 20 años, la reducción de los impuestos a los más favorecidos por la fortuna. Es decir, los pobres serán pisoteados y los ricos privilegiados.

Este fue desde el primer momento, la estrategia manifestada por los halcones de la extrema derecha como un Grover Norquist. Ocultar estas realidades tras un velo de palabras elegantes y de una retorica vacía, no nos salva de sus fatales consecuencias. A un árbol no se le juzga por la corteza que lo envuelve si no por los frutos que da (La Biblia).

Norberto Betancourt O.

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