miércoles, 2 de septiembre de 2015

La Resurrección de los muertos Por: Norberto Betancourt O.

Los hijos de los ex presidentes Mariano Ospina Pérez (Mariano Ospina Hernández); Laureano Gomez (Enrique Gomez Hurtado); y Guillermo León Valencia (Ignacio Valencia López); enviaron una carta al presidente del directorio nacional conservador, doctor David Barguil, en la cual solicitan lanzar abiertamente al partido, o lo que de él queda, a una oposición abierta al gobierno de Juan Manuel Santos, porque, según ellos, el partido no se siente bien representado en el gobierno actual, sobre todo en el reparto de “la mermelada”.


Hace una radiografía de la situación del país, como si esto fuera algo nuevo, y no ya inserto en la vida nacional desde la aparición de los partidos.

El lucro inmediato en todos los órdenes de la vida nacional; es un momento de profunda crisis institucional y moral; ahora se negocia con la identidad, el carácter, se ha perdido el temple político y sobre todo el tono moral que da grandeza a nuestros actos. Cuando los elementos que constituye la base intelectual y moral de un quehacer político digno, no están presentes con la brillantez y claridad necesarias, se aflojan lo vínculos sociales. El partido pierde su forma reconocible, su dinámica propia, su capacidad convocatoria y, por ende, su aptitud para influir decisivamente en el destino de la república. Este es el problema de la república y los partidos que la sostienen, pasan de agache ante esta terrible realidad es un paso al suicidio cuando los partidos no quieren estar en las grandes decisiones, no ocupan el espacio intelectual y moral de la política, no están interesados en crear grandes expectativas con planteamientos serios y de amplia resonancia en la vida nacional, si su presencia no sale del estrecho marco de la búsqueda afanosa que les permite sea como fuere, seguir usufructuando, así sea en forma menguada, de los

mendrugos que caen de la mesa en que se sirve la pitanza del régimen. El sistema de gobierno implantado por el bipartidismo liberal conservador, es un agrupamiento de componendas organizadas en las altas esferas del régimen en contra del pueblo, de tolerancia con la inmoralidad, la corrupción, el clientelismo, la burocracia, el despilfarro del dinero público y todo aquello que atenta contra un gobierno eficiente y de justicia social. La clase dirigente, debido a su falta de carácter, no pueden, no se atreven a señalar, menos a combatir este estado de cosas porque están insertos en las mismas. Para ellos es más importante la entrega a la burocracia parasitaria.

He ahí el problema, he ahí la raíz de todo esto que nos lamentamos.

Estamos en manos de las pandillas de los politiqueros. La justicia, o lo que va quedando de ella, es cada día más débil estrujada por las manos viciadas del sistema. Todos los colombianos estamos angustiados al ver como desaparece un recurso tan indispensable para no quedarnos en poder del hampa.

El partido conservador entregado a las prebendas del estado lo hace sordo, mudo y pasa de agache ante tanta ignominia; por lo tanto es igualmente cómplice de la extinción de la médula del estado, y el orden reinante en todos los ámbitos de la vida nacional.

El funcionario que aún conserva un mínimo de decoro dentro de la maquinaria oficial, es un elemento extraño y perjudicial para los fines del régimen, por lo tanto hay que quitarlo para que todo funcione sin obstáculos. Ante esta tremenda realidad el partido guarda un silencio cómplice…no quiere poner en riesgo su estabilidad burocrática, así sea un componente secundario y accesorio en la estructuración de lo que venimos enunciando.

Esta posición vergonzante del partido ha hecho posible la pérdida de seguidores y que hoy seamos un partido minoritario; otros han decidido marchar a otras agrupaciones igualmente conservadoras pero de mejor porvenir burocrático como El partido de la U, El partido cambio Radical, el partido Verde y, el mejor de todos, el centro democrático. El partido conservador viene desde tiempo atrás en caída libre, contentándose con ser un agregado más en las componendas del establecimiento, eso sí que no lo saquen de “la mermelada”.

Esta radiografía hecha por “los delfines” del conservatismo no puede ser más precisa y exacta, y agregarle una coma más descontextualiza el mensaje.

Rastreemos un poco cual fue el origen de este partido para explicarnos su crisis estructural y de fenecimiento. En la colonia las dos clases que se peleaban el poder eran los españoles y los criollos (Españoles nacidos en América). Las demás clases: Indios y negros y sus mezclas resultantes: Mulatos, mestizos y zambos; eran tratados como seres inferiores y no podían aspirar a cargos públicos ni a la vida religiosa. La agricultura, la minería y demás trabajos de fuerza eran su único oficio.

Pasa el tiempo y las diferencias entre criollos y españoles se hace cada vez más radical. A los criollos no se les permitía el acceso a los altos cargos burocráticos de la corona y de la iglesia, no se les permitía negociar con otros países que no fuera España, por otro lado el parasitismo español era insoportable y el país sufría de una parálisis total en todos los campos. Esto dio lugar a una lucha bélica por la autonomía del país, donde el genio de Bolívar brilló con luz propia. Expulsados los españoles un sector de los criollos lucha a muerte para que todo continúe como estaba, pero ahora son ellos los que se benefician de la situación, y se llamaran conservadores. El otro sector, el liberal, lucha porque aquí se implante las ideas de la revolución Francesa, la ilustración, el racionalismo, el conocimiento científico, la libertad de cátedra y demás.

El partido conservador aparece como tal en 1849. Establece su programa, sus principios de corte feudal: el gran latifundio, gobiernos fuertes, respeto incondicional a la autoridad, concordato con la iglesia católica para que le avale todos sus procedimientos; sorda y muda ante un pueblo que vegetaba en la miseria, la ignorancia, la justicia social no aparece en su diccionario se apoya en la filosofía perenne y utilizan a Bolívar como su gestor intelectual cuando en la práctica lo niegan. Es un programa feudal cuando el país necesitaba una constitución liberal con justicia social.

Se establece un estado teocrático, providencialista (conformidad con lo que pasa por que es voluntad de Dios). No es un sistema que impulsa sus habitantes a grandes conquistas y creaciones, sino a la quietud, por lo cual el estancamiento en todos los órdenes fue total.

Este partido busca perpetuarse en el poder y para ello se sostuvieron en tres grandes columnas que para aquel entonces nadie intentaría derrumbarlas:

1. La miseria, la ignorancia, ingenuidad y superstición del pueblo. Ovejitas, corderitos, siempre dispuestos a la obediencia ciega.

2. La iglesia católica que aprobaba el nombre de Dios lo que el partido hacia.

3. El presupuesto nacional: la burocracia, el clientelismo, los nombramientos a dedo, la corrupción, el amiguismo, “la mermelada”. Esto a nivel interno. A nivel externo: el servilismo incondicional al imperio Americano para que lo libere de una justa rebelión del pueblo oprimido y del comunismo al cual temían y odiaban como al mismo demonio.

Para aquel entonces nadie dudaba que el binomio partido conservador – iglesia católica, gobernarían el país de manera indefinida. Pero, ¿Quién es la iglesia católica? Ella pierde su norte, el objetivo de su fundador, cuando se entrega sin escrúpulos a la embriagues de los palacios imperiales y el aplauso de los poderosos de la tierra. En Colombia su afán es el sotenimiento del partido conservador en el poder. En contraprestación a este servicio el partido le entrega sin condiciones el monopolio religioso, la orientación de la educación, el monopolio a los cementerios, dinero suficiente para las misiones en territorios indígenas.

La fusión de estas 2 instituciones que se alimentaban mutuamente, que no se sabía donde terminaba una y empezaba la otra; y aunque su reinado no fue a perpetuidad-a Dios gracias-, si ha sido el partido de más permanencia en el poder. Contando desde 1885 a la fecha, se cuentan 81

años o 21 periodos de 4 años, más que suficientes para haber desarrollado el país. Por el contrario todos ellos se caracterizaron por su inercia, mediocridad, estancamiento en todos los órdenes, falta de creatividad y fue allí donde se incubo el estado de cosas que se describen en el memorial hecho por los hijos de ex presidentes, y que ahora tanto colombianos como extraños lamentamos hasta la fibra más intima de nuestro ser.

¡¡Tanto oportunismo!! ¡¡Tanta falsa moral!! ¡¡Cuanta felonía!! Los que hicieron estas cosas ahora se rompen las vestiduras por sus resultados.

Cuánta razón tenía el doctor Jorge Eliécer Gaitán cuando afirmaba que en Colombia los partidos políticos son expertos en solucionar todos los problemas cuando están en la oposición, pero se olvidan de cumplirlos cuando llegan al poder. Se afirma por personas serias que si se reunieran todas las promesas hechas por los partidos en sus campañas políticas, le darían la vuelta a la tierra. ¡¡Cuanta falta de seriedad!! ¡¡Cuánto engaño a personas que ingenuamente creen en sus promesas!!

Con la anterior lectura no nos puede quedar la menor duda de que si actualmente fuéramos colonia de España, este partido sería el primero en oponerse a los que luchan por la independencia. Miremos el ejemplo actual: Es la agrupación que más ha entregado la soberanía del país al imperio Americano, si es que de esto queda algo.

Esta organización política desempolva sus principios y programas en tiempos electorales, y luego los tira al cuarto del olvido. A sus dirigentes lo único que les quita el sueño es “la mermelada”, la burocracia sin mucha exigencia.

El país no le debe nada significativo a esta organización, excluyendo las incitaciones a la guerra que nos azotaron durante todo el siglo XIX y nos condenaron al atraso. Estas provocaciones contaron con la colaboración de la iglesia, cuyos sitios preferidos fueron los pulpitos y confesionarios.


Este partido es un cadáver que por higiene política debe ser sepultado.



NORBERTO BETANCOURT O.

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